donde se abren las puertas del cielo.

Las primeras iglesias que se construyeron en La Palma no datan del siglo XVI sino mucho antes de la propia existencia de Cristo. Las cumbres que contornean la Caldera de Taburiente son testigos mudos de la presencia de los primeros humanos que construyeron, al aire libre, unos amontonamientos de piedras de forma circular con un perímetro, en el mayor de los casos, de lajas hincadas en el suelo y rellenos de rocas y/o lajas de distintos tamaños. Se trata de sencillos recintos sagrados que suponen la primera manifestación arquitectónica religiosa de la isla de La Palma.
Los amontonamientos de piedras se dispersan aislados o agrupados configurando un sistema que rinde culto al Sol en el momento de la llegada del Nuevo Año (solsticio de invierno), justo en el mismo instante en que asoma, al amanecer, por los picos más elevados de las montañas de las cumbres de Garafía, Puntagorda, Tijarafe y Tenerife. Esta tradición ancestral de orientar los templos hacia los solsticios continuó hasta nuestros días. Las iglesias cristianas, no sólo las de la isla de La Palma, orientan su cabecera hacia el Sol naciente del verano y los pies hacia el Sol poniente del invierno.


Los axis mundi del pensamiento awara
(prehistoria de la isla de La Palma, Islas Canarias)

PROYECTO: "Iruene-La Palma"
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN: Prehistoria de Posición Astronómica (PREPOAS)

amontonamientos de piedras

los awara buscaron la altura estableciendo un principio ideológico asociado a la topografía

los awara buscaron la altura estableciendo un principio ideológico asociado a la topografía
Amanece desde el amontonamiento de piedras de Cabeceras de Izcagua II, durante el solsticio de invierno, por Roque Chico (Puntagorda). Este es uno de los mejores ejemplos de comunicación con la montaña y el cosmos en una geografía sagrada
"Quienes tratan de interpretar símbolos en sí mismos miran la fuente de luz y dicen:"no veo nada". Pero la fuente de luz está ahí no para que se la mire a ella, sino para que se mire y vea lo que ella ilumina. E igual pasa con el simbolismo" (Dan Sperber).


Había una época que cuantos más yacimientos prehistóricos encontraba, menos entendía la cultura awara. Ahora que hemos abierto la puerta, cuantos más encontramos, más entendemos. Así de sencillo.

18/11/07

amontonamiento de los helipuertos (Garafía)


Se encuentra sobre los 2.100 msnm, en una zona totalmente alterada por la construcción de los cuatro helipuertos para la inauguración del complejo astrofísico del Roque de Los Muchachos. Tan sólo unos pocos metros separa la estructura de piedras de una de las plataformas. Como es habitual en estos casos, se encuentra en un estado de conservación penoso, habiéndose sustraido numerosas piedras para formar parte de los taludes de los helipuertos.
El perímetro apenas conserva algunas lajas y rocas en la parte del naciente y el relleno está compuesto de rocas y lajas pequeñas. Perímetro de 10 m, diámetro de 3 m y altura que apenas llega a los 0,40 m.
Como podemos apreciar en la foto, desde este lugar, durante el amanecer del solsticio de invierno, el Sol asoma por detrás de la esquina sur de la meseta que dibuja el relieve, también alterada por la construcción del NOT.
Es lógico pensar que este amontonamiento de piedras no estaba sólo, pues en otros taludes de los helipuertos más alejados, se encontraron grabados rupestres que probablemente formaban parte de algún amontonamiento destruido que se orientaba con el otro extremo de la meseta o el pico contiguo que se puede apreciar antes de la Degollada del Fraile.

17/11/07

marcador lunisolar del lomo del Llano de Las Lajitas (Garafía)

En un espacio de apenas 400 m2, sobre una cota de 2.180 msnm, justo donde el terreno se allana, los awara construyeron el principal santuario religioso de la prehistoria de la isla de La Palma, un verdadero monumento al cosmos.
Desde el año 2.002 venimos observando las posibilidades de este mágico lugar, arropado por el pico más alto de la Isla, el Roque de Los Muchachos. Partíamos de una idea clara, su ubicación no podía ser casual, entonces ¿por qué en ese reducido espacio se construyeron 18 o19 amontonamientos de piedras?
El año siguiente, en las Navidades de 2003, al pasar temprano por el sitio vimos que el Sol acababa de despuntar por detrás de la gran mole del Roque de Los Muchachos. Marcamos con la brújula y nos apoyamos en un programa informático de astronomía para calcular el lugar exacto por donde salía el Sol en el solsticio de invierno. Nuestra sospecha se pudo confirmar. Ahora sólo quedaba demostrarlo aguardando in situ el momento preciso (las 9,12 horas) y el día preciso (21 de diciembre de 2004). En ese preciso instante, verdaderamente emotivo, tomamos conciencia de lo que acabamos de descubrir: el motivo por lo que los amontonamientos están en ese lugar. Este hecho supuso encontrar la llave que abriría la puerta de acceso al pensamiento religioso de este pueblo. El primer avance lo publicamos en el periódico “La Voz de La Palma”, de 28 de enero a 17 de febrero de 2005.
A lo largo de la historia, los majanos de Las Lajitas han sido objeto de destrucción, tanto por la acción de la propia naturaleza, como de los animales (cabras) y especialmente los humanos, causantes de daños irreparables al remover piedras y vaciar algunos de los amontonamientos. En la actualidad presenta un estado de conservación deplorable.
Las Lajitas es un caso único en La Palma, ningún yacimiento de esta categoría ni si quiera se acerca al número de estructuras, a la técnica constructiva y al número de grabados rupestres que atesora, más de 60, a pesar de haber desaparecido más de 20. Podemos estar seguros que originariamente, el santuario disponía de un centenar de petroglifos.
A continuación vamos a realizar una breve descripción del estado actual de cada uno de los amontonamientos:
1. Está muy deteriorado por la acción antrópica. Su estado es lamentable, fue saqueada en los años de 1987 y 1988.
2. Formado por grandes lajas en el perímetro y relleno de lajas grandes y rocas y lajas pequeñas. Tiene un perímetro de unos 12 m, diámetro de 4 m y altura de 1 m.

3. Pegado al anterior por el NE. Presenta un perímetro de grandes lajas hincadas y relleno de lajas de distintos tamaños y un número considerale de piedras muy pequeñas. Mejor conservado. 12 x 3,5 x 0,90 m.
4. También unido al anterior (nº 3) por el NE. De igual tipología y características. Se encuentra derrumbado por el poniente. 9,5 x 4 x 0,80 m.

5. Se encuentra a 2 m de distancia del anterior, en dirección E/SE. De parecida tipología y características (perímetro de lajas hincadas y relleno de lajas y rocas). 10 x 3,5 x 0,60 m.
6. Está a unos 3 m por encima del nº 1. Presenta las mismas características. Mejor conservado. 10 x 3,5 x 0,60 m.
7. Localizado a unos 3 m hacia el NE del anterior. Sigue los mismos patrones constructivos. Por los alrededores se dispersan gran cantidad de lajas. 9,5 x 3 x 1,20 m.
8. Ubicado en el margen izquierdo del lomo, a unos 3 m del nº 1, en dirección S. Muchas lajas se esparcen por los alrededores. 11 x 4 x 1 m.

9. Está pegado al anterior, hacia el NE y al nº 5 por el N/NO. Derrumbado por las caras N y S. 10 x 4 x 1,5 m.
10. Lo encontramos casi pegado al anterior, hacia el E y a un metro del nº 6. Es de similares características a todos. Está casi desmantelado en su interior. 9 x 3 x 0,70 m.

11. Se encuentra literalmente pegado a la nº 9 y está totalmente vacío, sólo se aprecian algunas piedras del perímetro. 8,5 x 3,5 x 0,20 m.
12. Se localiza a unos 5 m del anterior y a 4 m del nº 6. También enormemente deteriorado por los saqueos, casi sin relleno. Es el amontonamiento más grande de todos. 13,5 x 4,5 x 1 m.

13. Aquí está la clave de Las Lajitas. Se trata de una acumulación de lajas que se adosa al nº 12 por el extremo NE. En la foto se puede observar parte del perímetro con lajas hincadas. Es como si fuera la mitad de un amontonamiento. Presenta muchas dudas.

14. Situado en el margen izquierdo del lomo, presenta similares características. Es de los mejores conservados. 10 x 3 x 1 m.
15. Se encuentra a un metro hacia el N/NE. No fue inventariado por Jorge Pais. Es el más pequeño, aunque de igual tipología a los demás. Mal conservado 7,5 x 2,5 x 0,50 m.

16. Está a 3 m del anterior y casi pegado al nº 9. Se encuentra totalmente modificado. Conserva un trozo por la cara N, el resto fue vaciado y acondicionado con un muro. 12 x 4 x 1,5 m.
17. Se localiza en el margen izquierdo del lomo, a un metro del nº 11. Presenta las mismas características tipológicas que el resto. 7 x 3 x 1 m.

18. Se localiza en la parte central superior del lomo. Las lajas del perímetro son de grandes dimensiones. Da la sensación que está sobre una plataforma de lajas que invaden el exterior del amontonamiento. 13,5 x 4 x 1,50 m.
19. Último amontonamiento, expuesto a un metro del anterior en dirección E. Presenta las mismas características constructivas. Está muy deteriorado y derrumbado por el poniente. 9 x 3,5 x 0,80 m.

Pero esto no es todo, seguimos estudiando este microcosmos de piedras, orientamos el solsticio de verano que coincide con los amontonamientos del Barbudo. Sin embargo, nos seguíamos interrogando por qué 18, 18,5 0 19 amontonamientos, cuando lo normal en este tipo de yacimientos son 1, y en pocos casos grupos de 2 o 3.
Nuestra hipótesis entrelaza el ciclo de la Luna (18,6 años) con el número de amontonamientos. No es una casualidad que coincidan el número de majanos con el del ciclo lunar. La posición de la Luna no es como la del Sol –constante y regular durante el año-, pues aquella va variando a lo largo de los años. La que sale por detrás del Roque de Los Muchachos es la Luna llena (lunasticio de verano) y, como no podía ser menos, subimos en 2005, comprobando con gran espectacularidad la aparición del satélite al sur del Roque de Los Muchachos. El 2006 era especial al ser el lunasticio mayor –momento final del recorrido hacia el extremo sur-. A partir de ahora, las próximas 9 lunas se irán acercando y rodeando el Roque de Los Muchachos hacia el otro extremo, a modo de arco o aureola.
Podemos confirmar que los awara conocían el ciclo de 18,6 años que completa la Luna desde una de sus paradas mayores hasta la siguiente, ciclo que tiene relación con la separación de la órbita lunar respecto de la eclíptica. Gracias a una intensa observación pudieron señalar los puntos donde se producen estas paradas lunares, tanto la mayor como la menor; este período lunar está estrechamente relacionado con el origen del denominado ciclo metónico, y a la vez está comprendido en el Saros de los eclipses.

lunasticio mayor (2006) lunasticio (2007)

Nuestro trabajo no termina aquí porque sabemos que Las Lajitas todavía contiene numerosos interrogantes, misterios que nunca sabremos desenmascarar, rituales que jamás podremos interpretar.

16/11/07

amontonamiento del Morro de La Cebolla I (Barlovento)

Por encima de los 2.200 msnm, sobre la plataforma superior que forma un dique de más de 10 m de largo y 4 m de alto, se apìlaron rocas y lajas, adaptándose a la breve inclinación del terreno. El amontonamiento se apoya en la pared que sobresale del dique en su cara oeste. Presenta una acumulación de piedras a modo de semicírculo inclinado hacia el sureste. Las rocas grandes son más de 20 y las lajas más de 50. El resto son rocas y lajas más pequeñas. Sin ser perfectamente redondo, el perímetro aproximado es de 6,50 m, diámetro de 3 m y altura de 1 m. En el dique hay dos grabados.
Desde esa posición podemos observar, durante el amanecer del 21 de diciembre,como el Sol asoma por una oquedad o grieta que dibuja el lejano paisaje de las montañas cercanas al Pico Teide. No es, ni mucho menos, el único caso que se orienta con las destacadas silietas del complejo de Guajara y Pico Teide. Si amplian las fotos lo verán mejor y es que las imágenes lo dicen todo.

amontonamiento del Cedro o El Fraile

Muy cerca de la Cueva del Fraile, en el margen derecho de una barranquera donde nace el Barranco del Cedro, sobre los 2.200 m de altitud, se encuentra un majano de piedras situado sobre un promontorio de basalto de unos 3 m de altura. En la zona predominan las rocas de volumen medio, de basalto poroso claro. No se construyó con un perímetro claramente remarcado, eso si, con pequeñas rocas y algunas lajas. Al adaptarse al promontorio, adquiere una forma ovoide por el sureste. Aparece algo derrumbado por el sur. Contiene más de 300 rocas, muchas de ellas de pequeñas dimensiones. Perímetro de 10 m, diámetro de entre 3,25 m y 4 m y altura de 1,5 m.
En la zona existen algunos grabados. El propio amontonamiento tiene uno y su estado de conservación es regular. Se orienta al amanecer del solsticio de invierno con una referencia sobre un pico destacado en la degollada que está a la derecha de Fuente Nueva. Para ver esta cresta es necesario subirse prácticamente encima del amontonamiento. No es el único caso en el que el majano prehispánico hace de escalón para poder ver el espectacular acontecimiento astronómico.

15/11/07

Amontonamientos de piedras del Barbudo II

Después de un incendio que afectó a las cumbres de Garafía, en las cercanías a las cabeceras del Barranco del Barbudo, descubrimos en 1999, un interesante yacimiento arqueológicos dividido en dos espacios a unos 100 m de distancia. El que estamos tratando aquí se encuentra en la parte superior (unos 2.100 msnm). Fue publicado en el periódico "La Voz de La Palma", de 28 de mayo a 4 de junio de 1999.






Sobre una antigua colada que discurre en dirección norte-sur se construyeron 4 amontonamientos de piedras y una gran cantidad de grabados rupestres, formando parte de los propios amontonamientos y en los alrededores más cercanos. Contabilizamos en ese primer recuento unos 20 petroglifos, algunos muy afectados por el fuego.



A continuación vamos a describir, de norte a sur, los 4 amontonamientos:
* Amontonamiento 1 se sitúa sobre un pequeño promontorio de rocas. Su perímero es de lajas grandes con algunas más pequeñas intercaladas (unas 20 lajas en total). El relleno es de lajas y rocas de diferentes tamaños. Son más de 150 piedras y lajas las que contiene este amontonamiento. Su estado de conservación es regular y contiene varios grabados, tanto en el interior como en el perímetro. Perímetro de 11 m, diámetro de 3 m y altura de 0,70 m.
* Amontonamiento 2 se encuentra a unos 10 m hacia el sur. El perímetro es de lajas, mal conservado, apenas se aprecia por el extremo sur/suroeste y relleno de rocas grandes y pequeñas. Perímetro de 9 m, diámetro de 3 m y altura 0,30 m.





* Amontonamiento 3 lo observamos unos 15 m hacia el sur/sureste. Es pequeño, con un perímero de rocas grandes (7 u 8) y relleno de rocas pequeñas (unas 40). Perímero de 6 m, diámetro de 1,5 m y altura de 0,30 m.

* Amontonamiento 4 a unos 12 m al sur. Es de grandes dimensiones, con perímero de rocas medianas y pequeñas. Contiene grabados rupestres. Perímetro de unos 14 m, diámetro de 4 m y altura de 1,50 m. Se conserva mal, con piedras caídas y un pequeño hueco en el extremo sureste.

Desde los amontonamientos podemos observar la aparición de Abora (Sol) por detrás del pico amesetado más elevado de Fuente Nueva durante el amanecer en el solsticio de invierno.


14/11/07

AMONTONAMIENTOS DE PIEDRAS


1. Otros caminos
La primera mirada sobre la prehistoria de Canarias la pusieron los antiguos historiadores, geógrafos, viajeros catalanes, portugueses, árabes, luego los conquistadores y, finalmente, los escritores racionalista y románticos del XVIII, XIX, hasta mediados del XX, mucho antes de que el peso de los estudios cayese de forma exclusiva sobre las espaldas de la arqueología académica. No podemos ni debemos dejarnos llevar por la apariencia de las cosas pues lo esencial es invisible a los ojos. Nuestro gran desafío no consiste en teorizar sobre los significados de la religión awara, sino hallar algo que se pueda medir. Reconocemos los avances de la arqueología descriptiva, las cartas arqueológicas y los planes de protección; sin embargo, el fin último de la investigación –la esencia de los elementos, los significados- no aparece en los estudios arqueológicos, demasiada cautela o sencillamente porque la formación académica y los tradicionales métodos de trabajo no valen para dar respuestas a los numerosos interrogantes planteados. En la década de 1970 se dieron las primeras muestras de agotamiento en el modelo histórico-cultural. La arqueología con vocación antropológica dio paso a una nueva generación de arqueólogos canarios que tuvieron que retraerse ante tanta novedad en los planteamientos y conclusiones, decantándose por la prospección y la descripción.
Ante la falta de avances significativos, para algunos ha llegado el momento de cuestionarse nuevas fórmulas de investigación, buscar una nueva mirada del paisaje arqueológico con una visión menos eurocéntrica y, en una línea holística claramente interdisciplinar, avanzar más allá del fragmentario conocimiento que aporta la vieja arqueología, incapaz de interpretar la sociedad y la finalidad del pensamiento antiguo. El nuevo conocimiento puede aparecer en los lugares o formas más insospechados, modificando ideas que fácilmente pueden conformar modelos que la mayoría de los arqueólogos pueden ser poco proclives a cambiar. Esto hace que, quienes tienen la humildad necesaria, se den cuenta de lo poco que realmente saben.
La investigación no es un callejón sin salida. El trayecto puede ser modificado en el momento oportuno, a partir de un progresivo proceso hacia un mejor conocimiento. El investigador va describiendo su destino, el guión de su vida y, como no, su identidad. Manifiesta una responsabilidad que se expresa en voluntad y capacidad de generar cambios, adquiriendo así una libertad que pocos saben valorar.
Andando por el camino que otros trazaron descubrimos que sólo nos conducía hacia donde otros fueron. El tiempo andado nos dio la experiencia necesaria para adentrarnos sobre territorios más complejos y espinosos, hasta ir abriendo nuevas sendas, a pesar de la soledad y de los pequeños fracasos en el intento, pero necesarios para experimentar (hacer ciencia) y dar respuesta a algunos de los interrogantes más buscados por los prehistoriadores. Eso si, y lo tenemos asumido, desde que te sales de la línea de investigación establecida, te convierten en un "hereje".
De una cosa podemos estar seguros, nunca hemos dejado de estudiar para intentar diseminar el pensamiento religioso awara. El centro de nuestro interés es la interpretación como comprensión del sentido del mundo a través de sus expresiones (culturales), alrededor de lo cual todo se organiza. Parte de una estructura dinámica que consiste en independizarse uniéndose a otras ciencias, y en unirse independizándose. Nuestra investigación trata de reivindicar, por medio del trabajo de campo, una óptica científica basada en el paisaje, la ecología, la astronomía, la antropología genérica, la filosofía cultural, la religión, la geografía, la historia y otras ciencias sociales afines. Hemos soportado frío, calor, días, noches y muchos amaneceres y atardeceres en los más recónditos puntos de la Isla, muchos kilómetros andados para comprobar sobre el terreno los pormenores de la ubicación de los lugares sagrados.
Los investigadores deben y pueden aprender unos de otros, aspirar a ver más allá de las tres reglas aprendidas en la Facultad, salir de los límites que marcan los barrancos, las islas, los mares y descubrir las bases universales y locales en cada caso de la cultura. Se trata de documentar regularidades en contextos controlables de la actualidad que permitan su extrapolación al registro arqueológico. En Canarias hemos pecado de asumir, sin contrastación, interpretaciones del registro, al menos en el ámbito controvertido de la religión. En este tema ha habido poca rigurosidad en la investigación. Lo más que se ha hecho es la descripción de los objetos (lo tangible) sin interesarse lo suficiente por su contexto social. La interpretación del pasado siempre se realiza desde dentro de la propia lógica cultural del investigador. Es más, diríamos que existe una gran frustración por no dar soluciones a cosas elementales de su vida cotidiana y de su pensamiento. “…el desconocimiento en casi todos los casos de sus principios cosmogónicos, o de las creencias más singulares de sus manifestaciones religiosas, no nos permite añadir muchas más cosas…” Antonio Tejera (1998). Es el momento de involucrarse, de pasar de esta fase especulativa (con fundamento) a la reflexiva.
Ha llegado el momento de desprenderse de algunos de los argumentos que demuestran una y otra vez una realidad atrapada en el tiempo, cada vez más nimia, apenas sostenida por la respiración asistida de la oficialidad, amparada en la incredulidad de una sociedad no especializada. Fue en 2006 cuando publicamos el mayor descubrimiento realizado en la prehistoria de La Palma (“Abora”), primer paso que demuestra la relación directa entre los espacios sagrados -amontonamientos de piedra, canales y cazoletas y grabados rupestres- y el cosmos –el sol y la luna básicamente-. Lo más patético y preocupante es que ningún arqueólogo se haya interesado por comprobarlo.
Nos encontramos ante un nuevo cambio, una nueva estrategia en la investigación de carácter más interdisciplinar. Existe una tendencia que busca unas constantes que expliquen las regularidades y permitan por tanto predecir nuevos cambios, estableciendo unas leyes generales del comportamiento humano, abriendo la baliza a los estudios etnoarqueológicos de sociedades vivas para entender los procesos de formación del registro material, teniendo en cuenta la ecología humana, el medio natural determinante del cambio, así como el interés por el comportamiento de las sociedades y la forma en que se modifica mediante procesos de adaptación a circunstancias cambiantes. Eso si, no vayamos a pensar que estamos inventando cosas, puesto que los modos de investigación son cíclicos y se han aplicado en tiempos pretéritos (antropología estructuralista, relativismo, subjetivismo, arqueología post-procesual, cognitiva, arqueología espacial, del paisaje, arqueología de las mentalidades…). Los avances en la investigación dependen imprevisiblemente de la constancia y el azar, del ir y volver entre la premeditación y lo inesperado.

2. Estructuras piramidales

“Golpe a golpe se hace un petroglifo, piedra sobre piedra se construye un amontonamiento, día tras día se crea una identidad cuyo reflejo viene del cielo”

Si grabar piedras es un hecho universal, la construcción de estructuras de piedras también es una costumbre global. Los lugares sagrados van creando el territorio de un pasado silencioso, dibujan el mapa de su sabiduría a modo de fichas que vamos encajando para ir dando forma a la figura del puzle.
“Las pirámides más antiguas que ahora conocemos se encuentran en la costa de Perú, en un lugar llamado Aspero… Las pirámides de Giza no son, de ninguna manera, las únicas estructuras piramidales que se pueden encontrar en el propio Egipto, oriente medio o incluso en el resto del mundo antiguo. De hecho, la construcción piramidal se ha dado en una amplia variedad de lugares algunos relacionados de forma clara por un contrato cultural antiguo y otros curiosamente distantes entre si y en todos los continentes a excepción de Australia y la Antartida. Los aztecas de la época de Hernán Cortes o los indios budistas del siglo III a.C. que vivían bajo el reinado de Acoka vieron el mundo bajo un prisma religioso diferente a como lo pudieron hacer Keops, Kefren y Micerinos en el Egipto del imperio antiguo. Además, el hecho de un entendimiento cosmológico sagrado expresado en el ritual religioso es común en todas y cada una de las pirámides. Por supuesto, la cosmología sagrada subyace en la arquitectura religiosa como ocurre en la catedral francesa de Chartres, el Taj Mahal de la India, el Partenón de Grecia o el Potala del Tibet” (www.arqhys.com/contenidos/piramides.html). No olvidamos los zigurat mesopotámicos, las pirámides sudanesas, japonesas, mayas, chinas, turcas, las de Arizona…
Cada una de estas civilizaciones ha construido un tipo de pirámide diferente con usos y justificaciones propias de su cultura, desde monumentos funerarios hasta templos; unas son escalonadas, otras tienen rampas, etc. Pero todas coinciden en reproducir la misma forma geométrica.
Los amontonamientos de piedras prehispánicos de la isla de La Palma son parte de unas señas identitarias. Sin embargo, la investigación prehistórica relativamente los ha marginado de sus estudios, se les ha otorgado un papel secundario, que tiene que ver también con la falta de estética y de sentido. A pesar de ser uno de los campos menos valorados en la arqueología insular, desde que comprendimos la razón de su ubicación y el destino consustancial, esto es, los motivos de su construcción, podemos reclamar el mayor de los protagonismos al estar implicados en un claro proceso que le da sentido de renacimiento: la marca del inicio del Año Nuevo.
Forman parte de un culto al aire libre en las cumbres que contornean la Caldera de Taburiente, aunque no siempre en los lugares más elevados o destacados en el terreno; más bien, pasan desapercibidos. Existen unos 30 santuarios que albean cerca de 70 amontonamientos de piedras.

El solsticio de invierno. Los vigilantes del amanecer
La inercia ha llevado a todos los investigadores a la primera parte del famoso texto del fraile franciscano Abreu Galindo (finales del siglo XVI) sobre los festejos celebrados por los awara en torno a un montón de piedras en forma de pirámide (elemento), pero casi nadie se ha detenido en la segunda parte “…pero no dejaban de entender que en el cielo había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo llamaban Abora” (idea). Dada la ubicación sobre el terreno de muchos amontonamientos, sin apenas espacio alrededor o con grandes pendientes, es difícil sostener que estos fueran los que Abreu Galindo describe: “…venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que usaban"
En La Palma, las condiciones medioambientales marcaron su disposición. Por eso, es frecuente encontrarlos por encima de los 1.900 msnm, no siempre en las cotas más altas del relieve. Antaño fueron conocidas como "aras de sacrificio", luego pirámides y hoy, más ajustado, amontonamientos de piedras. En 1997 las clasificamos en cuatro categorías, por su tipología constructiva y tipo de rocas empleadas, dada por las características del suelo y el tipo de piedras predominantes. Normalmente, las que se construyeron sobre un suelo de tierra se le hincaron grandes lajas fuertemente encajadas formando un perímetro, luego relleno de otras rocas; sobre suelo de piedra, el perímetro lo marcaba piedras más o menos grandes, hasta rellenar el hueco interior con otras rocas de diferentes tamaños.
Una nueva clasificación más ajustada a las tipologías nos conducen hasta 8 variantes:

Perímetro // Relleno
A. lajas hincadas //lajas
B. lajas hincadas //rocas
C. lajas hincadas //lajas y rocas
D. grandes rocas //rocas
E. grandes rocas //rocas y lajas
F. rocas más pequeñas //lajas
G. rocas más pequeñas //rocas
H. rocas más pequeñas //lajas y rocas
Para una mejor comprensión y organización, podemos dividir todo el territorio en 4 sectores:
1. Desde Pico Corralejo (Santa Cruz de La Palma) hasta la Degollada de Franceses (Garafía). Los amontonamientos de este sector tienen fundamentalmente como referencia topográfica la parte más alta de la isla de Tenerife, presidido por el Teide. Por eso, en La Palma se localizan sobre la misma crestería.
2. Desde Los Andenes hasta el Roque de Los Muchachos (Garafía). Las referencias son con las elevaciones de Fuente Nueva, Los Frailes y Roque de Los Muchachos.
3. Desde La Crespa (Garafía) hasta Las Mosqueras (Puntagorda). Abarca toda la zona de las Cabeceras de Izcagua y se religa con La Crespa, Degollada de Izcagua, Roque Chico y Las Mosqueras.
4. Desde La Crespa (Puntagorda) hasta Pico Palmero (Tijarafe). La referencia abarca los distintos picachos de La Crespa, La Trocha, ambos lados de la Degollada de Las Palomas y Pico Palmero.
La mayoría se dispersan individualmente por el territorio; otros se encuentran formando grupos. Así mismo, diferenciamos dos tipos referenciales con dos subtipos por el número de amontonamientos, siempre con el amanecer durante el solsticio de invierno:
A. Un solo amontonamiento de piedras actúa como eje y la montaña como mojón referencial. Mayoría de yacimientos.
B. Varios amontonamientos de piedras alineados con la montaña como referencia. Presenta dos subtipos:
B.1. Dos amontonamientos de piedras alineados. Lo encontramos en cuatro yacimientos (Corralejo, Barbudo II, Cabeceras de Izcagua V y Llano Las Ánimas I).
B.2. Tres amontonamientos de piedras alineados en dos yacimientos (Cabeceras de Izcagua I y V).
Por otro lado, y esto es una primicia de suma importancia, hemos comprobado la existencia de dos marcadores astronómicos en las cumbres de Garafía:
- Marcador lunisolar de Las Lajitas, con las prototipicas referencias al solsticio de invierno y el lunasticio (con la primera luna llena después del solsticio de verano) sobre la montaña más elevada de la Isla, el Roque de Los Muchachos.
- Marcador solar de Cabeceras de Izcagua V, establecido mediante alineamientos de amontonamientos de piedras (solsticio de invierno, solsticio de verano y equinoccios).

Referenciar con la montaña
Los awara construyeron, destacaron e interiorizaron humildes, sutiles y simples estructuras a las que le dieron evanescencia vital. Descubrieron una belleza íntima que se encuentra en los detalles más pequeños del arte presente en la naturaleza (imagen de la montaña), usando la brevedad para exaltar la intensidad de la expresión sobre un espacio en armonía con la naturaleza. Los pequeños majanos prehistóricos se construyeron como puntos o ejes (axis) para referenciar con la montaña. Son verdaderos montículos cósmicos; se hallan conectados con el cosmos mediante alineaciones con las posiciones de la salida del Sol en el horizonte montañoso en el solsticio de invierno (indicadores para señalar la salida del Sol).
La cima de la montaña cósmica no sólo es el punto más alto de la tierra, es también el ombligo de la tierra, el punto donde la creación comenzó. Un amontonamiento de piedras, como creación del hombre es una réplica de la cosmogonía, es una montaña artificial; esto significa que cuando nos acercamos, lo hacemos al centro del mundo. El modelo del amontonamiento es la montaña. La mayor cualidad de la montaña es el hecho de estar elevada. El awara, al imitar esa expresión, construye santuarios para fijar en el terreno la inmanencia de Dios.
Cada fenómeno alude a otros fenómenos. Por eso, lo que cuenta es la relación entre los fenómenos y, posteriormente, una explicación global. Un amontonamiento de piedras, al igual que un grabado rupestre, son vehículos de relación; son valores y signos. Por lo tanto una sociedad no es sus utensilios y objetos; la sociedad es un sistema total de relaciones que engloba aquél y el resto de aspectos económicos, jurídicos, culturales y religiosos.
Los amontonamientos engloban una noción de encuentro y de frontera, así como otros conceptos relacionados de carácter simbólico. Aquellos lugares que configuraban o representaban puntos de transición entre un espacio y otro tenían una connotación especial. Lugar de hermanamiento con el Sol, asociado a su localización en un punto destacado de la topografía. Pilares o columnas que permitían medir la posición solar anual al permitir calcular la llegada del solsticio de invierno y establecer el resto de las actividades cotidianas y festivas. Estos lugares se constituían, además, en espacios sagrados y en espacios divinizados, especialmente en aquellos momentos del año en que los astros celestes pasan y se asientan allí. Por ello, no nos cansamos de repetir que las estructuras de piedra fueron construidas para predecir y avistar la alineación astronómica del solsticio de invierno. Marcan el paso del tiempo, siguiendo un circuito preestablecido.
También la consagración religiosa de puntos en la superficie de la tierra, como los montículos de piedra, evidencian una aproximación religiosa de tipo esencialista al espacio natural. Por un lado ellos crean paisaje, sus dimensiones y posicionamiento en el terreno demuestran una intencionalidad de permanecer, de transformarse en paisaje perenne y de marcar el terreno de forma definitiva e indeleble.
Llegados a este punto queremos resaltar que, de momento, en La Palma hay dos montañas que tienen una connotación especial, porque especial es la orientación de dos paneles de grabados rupestres en La Fajana y Cementerio (El Paso), hacia el Bejenado sin tener nada que ver con la regla general de buscar el Sol y en La Erita (S/C de La Palma) con un panel sobre un pequeño dique que mira al Pico de La Nieve.
Nos es obligado destacar la importancia de la montaña como un “ser ordenador” de la vida social, política y religiosa. La ideología que subyace, entonces, nos eleva la mirada al encuentro de Abora. Debido a que las montañas eran, sin lugar a dudas, adoradas, ellas proporcionan la evidencia de los conceptos religiosos prehistóricos. Cuesta creer la trascendencia que han tenido los enormes colosos, llegando a representar el “axis mundi” (Elíade, 1994) de muchas culturas; el lugar donde se está más cerca del Sol y de la Luna, dioses ordenadores y reguladores de la vida espiritual, moral y social.

Sin dejar de ver la tierra, la montaña toca el cielo
La respuesta está en el cielo. El estudio de las montañas y de las ruinas que en ellas se encuentran es importante para la comprensión de muchos aspectos de la religión. Las altas montañas “acercan hacia el Sol” a aquellos que practican el culto. Así mismo, la mayoría de las aberturas de las construcciones apuntan con precisión astronómica hacia el sureste (solsticio de invierno), punto de encuentro entre los picos y la diosa Abora.
Desde la distancia, el paisaje es engañoso. La visión de los astros en el cielo varía mucho en pocos metros. Es normal entonces, que los hombres organicen su espacio, lo consagren y lo carguen de significado. Elementos naturales, acorde a las necesidades del momento, cobran mayor o menor relevancia, se crea una distinción entre lugares comunes. El símbolo del amontonamiento es exactamente equivalente al de la montaña. Están alineados siguiendo patrones astronómicos, y representan la obra magna de los awara al servicio de la espiritualidad. Desde su posición se observa hacia la montaña la puerta de la Gran Madre. La puerta del mundo de la luz celestial se encuentra donde se abrazan el cielo y la tierra.

¿Diseñaron los awara sus paisajes rituales de una manera deliberada?
La tecnología basada en la brújula y los satélites de colocación global (GPS) fue la que utilizamos en el trabajo de campo para trazar la posición exacta de cada monumento y para obtener los datos posicionales entre cada construcción y su característica natural más cercana respectiva del paisaje.
Este grado de precisión por el que los monumentos se orienten hacia las características naturales del paisaje en función de un acontecimiento astronómico no parece ser fortuito, sino totalmente deliberado. Implica que podemos ver evidencias de una técnica aplicada al paisaje en una escala nunca considerada antes. Esto sugiere la existencia de una fórmula o sistema. Los amontonamientos de piedras alineados constituyen en efecto la formación de un paisaje ritual.
Existe una intención en la observación sobre los elementos naturales más elevados (degolladas, picos y resaltes rocosos) en las cumbres sobre La Caldera de Taburiente. Esta observación confirma que la colocación de monumentos fuera intencional.
A modo de ejemplo, mostramos las coordenadas de Santa Cruz de La Palma, sin tener en cuenta la declinación magnética (el efecto de las rocas). Para el resto de la isla no varia mucho.

* Solsticio de Verano azimut: +62º31 salida - puesta +297º29´
* Solsticio de Invierno azimut: + 116º28´ salida - puesta 243º32´
* Equinoccio de primavera azimut: +89º26´ salida - puesta 270º24´
* Equinoccio de otoño azimut: +88º35´ salida - puesta +271º25´
(Azimut para los días 21 de marzo, junio, septiembre y diciembre, según Cartes du Ciel).

Ahora bien, cuando usamos sólo una brújula, el efecto magnético de nuestro territorio volcánico, altera los grados, así como la altura; de manera que las medidas aproximadas se sitúan en los 70º para el orto del solsticio de verano, 125º para el orto del solsticio de invierno, 250º para el ocaso del solsticio de invierno y 300º para el ocaso del solsticio de verano.
Los yacimientos arqueológicos están donde están por algún motivo, no se deben al azar. Los santuarios, en cualquier cultura, tienen una distribución sobre el terreno muy estudiada. Los investigadores y curiosos pueden pasar por estas obras sin darse cuenta del mensaje cifrado que encierran. Ahí están, siglo tras siglo, contando al aire un estímulo estético, formando parte de la naturaleza, influyéndola y transmitiéndole su sentido y razón de estar ahí. Forman parte del paisaje y de quienes lo contemplan y lo viven.
El mayor paradigma de la arqueoastronomía es que los aspectos sintéticos están orientándose hacía direcciones astronómicamente significativas y no es una situación casual.

3. La orogelatría (culto a la montaña)

“Los awara fundamentaron una sociedad cuyas cosmovisiones y elementos simbólicos están en relación con las montañas y el cosmos”

En todo el mundo la montaña ejerce cierta atracción mística. En todos los tiempos, y todas las religiones, la montaña ha tenido un sentido privilegiado, como lugar de residencia de los dioses, como deidad en sí misma o como emplazamiento de los más importantes templos. Es normal encontrar la montaña con un buen número de significados según las culturas: la montaña en los relatos cosmogónicos y legendarios, la montaña como morada de espíritus, la montaña como morada divina, la montaña del mundo, la montaña como lugar de culto, la montaña personificada y objeto de culto y la montaña sagrada artificial (pirámides y amontonamientos).
La relación entre yacimientos religiosos, elementos del paisaje terrestre y elementos del paisaje celeste es más habitual de lo que podemos creer. Esa idea de conexión es consustancial en el hombre acostumbrado a vivir al aire libre y mirar al cielo. Un paisaje se presenta como un rompecabezas: llanos, barrancos, montañas, roques, conos volcánicos, coladas, árboles… Ese desorden posee un sentido oculto; según Octavio Paz (1993): “Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo”, no es una yuxtaposición de formas diferentes sino la reunión en un lugar de distintos tiempos-espacios. El paisaje es diacrónico y sincrónico al mismo tiempo. Luego, las ideas modificaron su imagen del mundo.
El concepto de montaña entra dentro del simbolismo de la ascensión y tiene carácter múltiple ya que participa de la idea de centro y de lo ascensional. La montaña en tanto que alta es vertical, elevada, se aproxima al cielo y participa del simbolismo de la trascendencia. En cuanto centro sirve para manifestar las hierofanías atmosféricas y numerosas teofanías. Por otra parte, la montaña es punto de encuentro del cielo y de la tierra, es morada de los dioses y término de la ascensión humana. Además la montaña expresa también las nociones de estabilidad, inmutabilidad y hasta pureza. De una forma general es a la vez centro y eje del mundo.
Una montaña se sacraliza y sigue siendo una montaña, nada -aparentemente- la distingue de las demás. Pero, para quienes la sacralizaron, su realidad de montaña se transmuta en realidad sobrenatural, dejando de ser lo que era y cobrando un simbolismo particular. Ya no está en el caos del universo, está marcando un punto fijo, un lugar en el espacio. Esta creación social del espacio es una constante en las diferentes culturas, quienes crean y recrean el “Centro del Mundo”, traspolando y reproduciendo este modelo o imagen de mundo ideal en diferentes escalas y lugares.
La montaña es una llamada a lo alto, a lo trascendente, de ahí que se la presente como una escalera fabulosa que ofrece una realización a los sueños. Es la montaña la cima de la humanidad, el punto a donde desciende la divinidad y se encuentra con el hombre que sube, por ello se la toma como símbolo de la reunión: es por tanto el primero y más sagrado de los santuarios, el arquetipo de todos los templos.
“Una montaña se sacraliza y sigue siendo una montaña, nada -aparentemente- la distingue de las demás. Pero, para quienes la sacralizaron, su realidad de montaña se transmuta en realidad sobrenatural, dejando de ser lo que era y cobrando un simbolismo particular. Ya no está en el caos del universo, está marcando un punto fijo, un lugar en el espacio. Esta creación social del espacio es una constante en las diferentes culturas, quienes crean y recrean el "Centro del Mundo", traspolando y reproduciendo este modelo o imagen de mundo ideal en diferentes escalas y lugares. Los colonizadores españoles representan un ilustrativo ejemplo de ello; cuando planificaron urbanísticamente las ciudades lo hicieron con el modelo de damero que tenían en su terruño, así también la designación, distribución y los tipos de solares; cuando cultivaron los campos, tiraron por tierra miles de años de experiencia indígena e impusieron sus métodos y técnicas, así también despojaron a las llamas de su hábitat natural para introducir ovejas y cabras que, aunque poco adaptadas al hostil medio altiplánico, reemplazaron a las especies americanas. Todo esto refleja la necesidad de vivir mas cerca del "Centro del Mundo", es decir, del mundo ideal creado socialmente por esa cultura y reproducido en cuanto lugar ocupe”. (www.geocities.com/latrinchera2000/articulos/mont5.html).
En las cumbres más altas, la tierra deja de ser terrenal y se funde con el firmamento. La montaña es el templo más sagrado, eje astronómico y punto central donde Abora se reencuentra todos los años y pilar del sol naciente, símbolo de la reunión (hombres-astros).

Axis mundi
El simbolismo del axis mundi es complejo; el eje sostiene el cielo y asegura a la vez la comunicación entre cielo y tierra. Cerca de un axis mundi cuya situación se concibe en el Centro del Mundo, el hombre puede comunicarse con las potencias celestes. Es metafóricamente el eje que une el centro del mundo terrenal con su arquetipo celeste, en nuestro caso figurado en el eje solsticial. Este eje cósmico se relaciona con la montaña sagrada, en cuya cima se juntan cielo y tierra.
Las islas ya eran un axis mundi, siempre fueron lugares sagrados en la antigüedad. Constituían el punto estable, la seguridad, el cosmos, en medio del gran caos del mar. Para el navegante antiguo, un viaje a mar abierto era un salto hacia el misterio, hacia lo desconocido. La predisposición de ánimo era religiosa, de aventura a la vez física y espiritual.
En La Palma, El Roque de Los Muchachos puede representar la primera aproximación del axis mundi awara. Todo gira en torno a esa estaticidad del eje como símbolo que dentro de la mitología natural era representado por las montañas más sobresalientes de la orografía.
El axis mundi es imprescindible en la organización espacial cosmológica. Como centro de todo y comunicador entre los planos, es el elemento que brinda coherencia al sistema. A través de él se establece una difícil comunicación entre los planos, los cuales atraviesa este enorme eje cósmico. Centro del mundo, es un lugar donde de comunión entre los planos, sus fuerzas y seres que los pueblan. Es el punto donde la relación con lo sagrado es más eficaz y directa, un punto crucial que otorga al conjunto espacial la necesaria coherencia, organizando en torno suyo la integridad del cosmos.
Puede ser este centro un pilar, una montaña, una escalera o una enredadera cuyo simbolismo refleje la comunicación entre los distintos espacios. En él se aúnan las fuerzas del universo. Su imagen, sea esta cual sea, goza de una función dinámica ya que es un lugar de paso activo y de transición donde se produce la unión de seres de diferente naturaleza, incluso opuesta. Es un lugar donde se resuelve la contradicción y la oposición a favor de la unicidad que el total demanda.

Imago mundi
El terreno sagrado es un imago mundi, los amontonamientos, canales y cazoletas y grabados son un imago mundi; es decir, la visión del hombre como centro del universo representado en miniatura.
El imago mundi como “Centro” se repiten en el mundo habitado. El Centro es precisamente el lugar en el que se efectúa una ruptura de nivel, donde el espacio se hace sagrado, real, por excelencia. El Centro es la irrupción de lo sagrado en el mundo. Es pues a partir de un Centro desde donde se proyectan los cuatro horizontes solsticiales.

4. Re-ligación entre tierra y cielo

“Cuando el hombre busca la altura es para encontrar el cielo”

Las sociedades primitivas tienden a sacralizar aquello que no controlan y les sobrepasa, confiriendo carácter sagrado a un amplio número de lugares, de seres vivos y, como no, al cosmos o bóveda celeste que les envuelve y de la que proceden la mayoría de los acontecimientos que regulan su vida. En el cielo se producen la mayoría de los fenómenos decisivos para la supervivencia. De él viene la luz y la oscuridad, el frío y el calor, la lluvia o la ausencia de ella, etc., y por esta razón dichos fenómenos han pasado a formar parte de la narrativa o mitología de todas las culturas, muchas de las cuales ubican en el cielo el origen de todos los acontecimientos que superan el control humano, así como la morada de los dioses o de otros seres sobrenaturales. La bóveda celeste, suspendida permanentemente sobre sus cabezas, tuvo que servir también de fundamental referente espacial y temporal
Amontonamientos, canales y cazoletas y petroglifos son los mensajeros en la religación. Todo lo que pasa en el cielo afecta a la tierra decisivamente. Además, los de la tierra tienen que realizar algunas actividades en reciprocidad, para que el efecto inverso (de la tierra sobre los cielos) sea beneficioso. Al parecer, las antiguas culturas han considerado la reproducción en la tierra de lo que ven en el cielo.
A través del significado específico, particular, en el espacio podemos adquirir otra visión del paisaje, donde se encuentran los restos materiales de culturas pasadas pero con un código diferente al nuestro. El paisaje no es únicamente un objeto físico, sino que es el resultado de un marco ambiental concreto modelado a través de la acción humana y cultural que, por su parte, se basa en una concepción particular del espacio.
Cada espacio geográfico tiene su personalidad y encadenamiento único e irrepetible de acontecimientos históricos, ocurridos bajo determinadas circunstancias sociales, desencadenadas por decisiones u omisiones de actores que tuvieron el poder o la influencia para decidir el presente y futuro de cada grupo. En la llamada "geografía sagrada" se concibe de esta manera al espacio geográfico, mediatizado por la dimensión religiosa en particular y la cultural en general. Las deidades awara, estaban ligadas con los elementos tangibles de la naturaleza, como el Sol, la Luna, las estrellas, las montañas, etc. “La geografía sagrada sugiere una mirada diferente al paisaje, intenta descifrar el palimpsesto espacial. Esas montañas, vertientes, lagunas, ríos, salares y otros tantos accidentes geográficos son hoy, para nosotros, pura materialidad inerte; geología, geografía, hidrología, climatología y otras tantas disciplinas son las encargadas de estudiar al detalle todos los fenómenos, su origen, evolución, componentes químicos y demás. Pero esos mismos accidentes o fenómenos, esa materialidad inerte, atravesada por la dimensión cultural, cobra vida, sufre una metamorfosis semiótica, se carga de un significado (religioso en este caso) que es o fue trascendente y compartido por muchas personas” (Christian Vitry www.naya.org.ar/museo/salta/incas.htm).
El apoderamiento territorial perpetrado por los awara no fue solo en un sentido “horizontal” sino también “vertical”, es decir, dirigieron sus miradas y esfuerzos hacia las enormes montañas y el cielo. Los antiguos canarios veían a las montañas como la materialización de sus deidades, por tal motivo y desde siempre le rindieron tributos en los santuarios de altura.
Los amontonamientos son marcadores espaciales y temporales (astronómicos) y señalan los lugares donde se descubrían nuevos horizontes en relación con los accidentes capitales de la naturaleza (en ese punto).

Desde este momento iniciamos el estudio pormenorizado de cada uno de los amontonamientos de piedras de la cumbre insular de la antigua Benawara. Este blog inicia su andadura recogiendo los frutos de un trabajo de campo de muchos años con prospecciones arqueológicas y mediciones astronómicas, siendo conscientes de que por delante queda un trabajo de muchos años. Estaremos pendientes con las cámaras fotográficas y filmográficas todas las navidades para recoger el momento justo del amanecer. Y se lo iremos mostrando.